Oración

La oración es comunión con Dios. Puede ser pública o personal, hablada o silenciosa. Los salmos son oraciones que cantamos; han formado parte de la oración comunitaria de la Iglesia desde sus inicios. La oración es comunicación con un Dios que nos ama y desea tener una relación con nosotros.


Jesús nos enseña la importancia de la oración. Los Evangelios registran diecisiete ocasiones en las que Jesús se apartó para orar. En las Escrituras, Jesús ora con frecuencia, mañana y noche. Ora durante los momentos críticos de su vida y antes de atender a los necesitados. Jesús es un modelo de oración para nosotros.


La oración es esencial para vivir una vida católica plena. La principal forma de oración comunitaria de la Iglesia es la misa. Algunas de las oraciones más tradicionales y fundamentales de la Iglesia son las siguientes:


Gracia antes de las comidas


Bendícenos, Señor, y bendice estos dones que estamos a punto de recibir de tu bondad, por Cristo nuestro Señor. Amén.


Gloria al Padre


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


El Padre Nuestro


Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, y perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.


Ave María


Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres; y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.


Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.



Acto de Contrición


Dios mío, me arrepiento de todo corazón de mis pecados. Al elegir hacer el mal y no hacer el bien, he pecado contra ti, a quien debería amar sobre todas las cosas. Con tu ayuda, me propongo firmemente hacer penitencia, no pecar más y evitar todo lo que me lleve al pecado. Nuestro Salvador Jesucristo sufrió y murió por nosotros. En su nombre, Dios mío, ten piedad.


Salve, Santa Reina


Dios te salve, Reina santa, Madre de misericordia; vida, dulzura y esperanza nuestra. A ti clamamos, hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en esta tierra de exilio. Vuelve, pues, oh abogada nuestra, a nosotros tus ojos misericordiosos; llévanos al fin a casa y muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre: ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!


También existen formas contemporáneas de orar. Hablar con Dios cada día, sin importar la forma ni las palabras, nutre nuestra relación y la ayuda a crecer.


  1. La oración o meditación silenciosa nos ayuda a centrar nuestros pensamientos en la bondad de Dios y ofrece renovación en un mundo ruidoso y agitado.
  2. La Lectio Divina es una forma de orar con las Sagradas Escrituras. Encuentra un pasaje de las Escrituras que te llame la atención. Léelo en voz alta y luego reflexiona sobre él en silencio durante varios minutos. Vuelve a leerlo. Presta atención a las palabras o frases que te queden grabadas. Pregúntale a Dios qué debes aprender de este pasaje. Escucha.
  3. Mantenga un diario de oración con todos sus deseos, necesidades, pensamientos y reflexiones relacionados con su vida de oración.


Oraciones de la Preciosa Sangre

Como parroquia atendida por los Misioneros de la Preciosa Sangre, nos vivifica la espiritualidad de la Preciosa Sangre de Jesucristo. Esta espiritualidad nos identifica como un pueblo redimido en la Preciosa Sangre de Cristo. Por ello, somos enviados a proclamar el mensaje de Cristo de paz, sanación y reconciliación al mundo. Para obtener recursos sobre oraciones y devociones a la Sangre de Cristo, haga clic aquí. Para más información sobre la espiritualidad de la Preciosa Sangre, haga clic aquí.